En 2018 tuvimos como empresa la oportunidad de visitar la feria logística CeMAT en Hannover, Alemania. Por primera vez veíamos stands de Amazon, Google, Microsoft en un entorno tecnológico asociado a materiales, equipos y herramientas. ¿Qué hacían estas empresas ahí? Lo entendimos con el transcurso de los días. La sensorización, la integración de sistemas, la robótica autónoma soportada por softwares y algoritmos de machine learning era impresionante, o más bien aplastante para ser franco. La revolución 4.0 de la cual se hablaba desde inicios del 2014 estaba ante nuestros ojos en plenitud.
Tuvimos que sentarnos en un momento dado para procesar lo que estábamos observando. ¿Y cuándo llegaría todo esto a Chile? ¿Estábamos preparados? Al parecer no. Los reportes de productividad de las empresas de manufactura venían mal y lamentablemente han continuado en esa tendencia en los años que le siguieron. Los gremios industriales como Asimet y Sofofa daban cuenta de ello en sus reportes anuales; poca robotización y automatización (parte de los quiebres propuestos de la industria 3.0 por allá por 1970), interconectividad de sistemas, gestión de datos y todo ello a pesar de existir tecnología más disponible y de los esfuerzos de Corfo por cambiar la tendencia apoyando distintas iniciativas asociadas a la manufactura avanzada.
Estamos hoy ad-portas de la revolución 5.0 o la quinta revolución industrial, la cual promueve la interacción entre hombre y máquina a través de sistemas productivos autónomos y colaborativos. Menudo desafío.
Nos parece que el cambio de paradigma que presenta la Industria 5.0 es equilibrar lo que su antecesora planteaba respecto de minimizar la intervención humana y priorizar la automatización de procesos; mediante una interacción colaborativa máquina-humano.
Como empresa vemos una tremenda oportunidad aquí para las Pymes. Aquellas que se han saltado las últimas revoluciones, quizás pueden entrar en la quinta de una manera más orgánica, menos traumante y exigente, escalando poco apoco la complejidad de los sistemas productivos que incorporen; aprendiendo y obteniendo resultados en gerundio. Ojalá así sea por la salud de nuestras Pymes, sus trabajadores y la manufactura de nuestro país. La pandemia nos mostró que depender sólo de la tecnología de terceros es riesgoso y muy poco estratégico para Chile.
Equipo Humano Proapsis
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